La Reina Guachaca 2018 cuenta pormenores de su campaña, comparte la experiencia de llevar el peso de la corona y da algunos consejos a quienes quieren reemplazarla.

Nuestro Gran Guaripola es un reconocido galán de quintas de recreo, sociedades de socorros mutuos y juntas de vecinos. Con todo lo comido y lo bailado, a estas alturas ya pocas cosas lo ruborizan. Una de esas pocas cosas es el desparpajo de nuestra actual Reina Guachaca, Maly Jorquiera.

El 18 de abril, Su Majestad llegó como un remolino al Matadero Franklin, saltó al escenario donde Dióscoro Rojas estaba lanzando nuestro programa de actividades previas a la 21ª Cumbre Guachaca y, agarrando la corona guachaca para posarla sobre su augusta cabeza, declamó: “Esta hueá pesa más que mi conciencia, de cuando era joven. ¿Se acuerda cuando agarrábamos, don Dióscoro?” Y como desafiando a los infaltables trolles que piensan que todo en la vida está arreglado y no son capaces de reconocer el talento ajeno, añadió: “Sí. ¡Yo me comí a Dióscoro!”

El Sumo Compipa solo atinó a soltar una risita nerviosa, todo cocoroco. Debieron pasar algunos segundos para que recuperara el habla. Ese es el impacto que provoca Maly. Obviamente la confesión era broma (suponemos) porque esta cabra no necesita ningún truco para ganar. Basta verla en vivo y en directo: su ángel es apabullante, la alegría que propaga es suficiente para encender diez velorios.

Se nota que María Paz, que así se llama, tuvo una crianza especial. A los cinco años se fue de Santiago a vivir a El Salvador, el último campamento minero que nos va quedando, donde a su papi lo contrataron como director de la escuela local. Creció en pleno desierto de Atacama, rodeada de rudos mineros, haciéndole barra a Cobresal. Recién a los 17 volvió a Chago, cuando entró a estudiar teatro en la Chile. Ya titulada, fue haciéndose un nombre poco a poco, con participaciones en obras de teatro, en telecebollas y series para lolos. Llamó la atención en el programa “Los Improvisadores”, de Vía X, donde pudo hacer lo que mejor le sale: improvisar. Terminó de ganarse el cariño de la “señora que está en la casa” en el programa MILF, donde obtuvo el Copihue de Oro 2017 como mejor comediante. Toda esa popularidad se tradujo en su victoria como Reina Guachaca.

Su triunfo tiene doble mérito. Le tocó hacer campaña poco después de haber tenido a su primera guagüita, Lucas. “Yo andaba dando pechuga en esta época”, recuerda la actriz casada con el también comediante Sergio Freire. ¿Cómo lo hace? “Freire se queda cuidando la guagua porque somos mujeres empoderadas. ¡Cagaron los hueones!”, explica ella.

 

La Reina Maly, el pasado 18 de abril en el Matadero, ya despidiéndose de su reinado.

 

Su Majestad, ¿cómo fue la experiencia de ser nuestra reina?

—Es un recuerdo que recordaré recordadamente durante todo el recordamiento de mi vida. ¡Los guachacas son lo mejor! Lo pasé increíble. Es de todo mi gusto ser reina guachaca: hay carrete, hay hueveo y te elige la gente. Siempre el ambiente es fiestero. Me da mucha pena tener que entregar mi corona, pero ya le toca a otra persona. Solo me queda pura buena onda. ¡Lo pasé la raja!

Excelencia, hemos podido ser testigos de la euforia que causa su persona en enclaves guachacas como el Matadero. ¿Cómo ha sido la experiencia de visitar lugares así, en su calidad de soberana, y recibir tanto cariño espontáneo?

—La gente es demasiado buena onda. Los guachacas crean eso. Me encantan estos ambientes, estar con la gente del pueblo, de verdad, en su día a día. Es impagable. Lo he pasado increíble y fue un año inolvidable.

Un año que, además, fue muy movido en lo personal…

—Es que mi vida siempre es una locura porque soy muy arriesgada y me gusta el cambio, meterme en proyectos nuevos. El 2018 para mí fue maravilloso: mi hijo estaba recién nacido, me ofrecen la candidatura a Reina Guachaca, nos postulan al Copihue de nuevo, que no ganamos, pero ganamos (una se siente ganadora, así que ganó), y estar con las Milfs fue maravilloso. Este 2019 se vienen nuevos desafíos en Canal 13, en donde estoy feliz. Estoy en un programa súper diferente, en un rol súper distinto, lo cual me parece muy entretenido. Cada año es una nueva aventura y nuevas experiencias, así que estoy demasiado contenta, viviendo la vida y disfrutando porque soy una guachaca y así vivimos los guachacas.

¿Qué le recomendaría a quienes quieren sucederla en el trono, Vuestra Merced?

—Que lo disfruten mucho y le pongan todo el color del mundo para ganar porque este es el más importante de los reinados de Chile, de verdad, más que la Miss Universo y toda la huevá. Esta corona es la más importante porque te elige la gente. Así que, si la ganan, es el medio honor para toda la vida. Pónganle color a la campaña y participen en todas las actividades de beneficencia, de carrete, en todo lo que haya que hacer. Vale cada minuto invertido en esto.