Pero también nos señala qué cosas NO debemos copiarle al eterno compadre del pelao Venegas.

Han pasado casi ocho años desde la emisión del último capítulo de “Los Venegas”, pero la fama del Compadre Moncho se sigue agigantando. Tiene un cómic, tiene un festival de música (Moncho Fest), tiene un grupo tributo (¡hay una Sonora Compadre Moncho!), solo falta una religión que le prenda velitas.

Le preguntamos al actor que tan bien lo encarnó, el candidato a Gran Compipa Adriano Castillo, qué le parece tanta pasión.

—Don Adriano, ¿por qué el Compadre Moncho sigue siendo tan querido?

—Tiene que ver con el cariño que la gente le tiene a Los Venegas. Los más viejos siempre nos han querido. Pero los que están manifestándose más últimamente son los jóvenes. Hay dos o tres generaciones, los que tienen en este momento entre 20 y 45 años, que alcanzaron a ver a Los Venegas en directo. Quienes tienen 45 los partieron viendo cuando tenían 15. Los que tienen 25 los vieron cuando iban recién en primero básico. Toda esa gente siente mucha estima por el programa porque nos veían cuando llegaban del colegio, almorzando.

—Pero ¿por qué aman a Moncho específicamente?

—A eso iba. Porque el compadre Moncho es el sueño del pibe: lo pasa bien, trabaja poco, le pagan, siempre anda impecable, bien vestido, con unas chaquetas bastante llamativas, le va bien con las niñas… Es el sueño del pibe, ¿viste? Y creo que, además, es porque yo tengo, como persona, una señora muy espectacular, que es la Beatriz (Alegret). Entonces los jóvenes dicen: este gallo sabe. Por eso tiene tanto arrastre.

Adriano Castillo y su señora, Beatriz Alegret.

—A propósito de eso, ¿qué le aconsejaría a los cabros para ser tan macanudos como el Compadre Moncho?

—Les aconsejaría ser muy auténticos. Que no sean iguales al Compadre Moncho porque es un gallo que no tiene mucha educación, no tiene una pega estable, va y viene de los trabajos, no tiene una profesión, y es una persona que se las bate con puro ingenio. Yo les diría a los jóvenes que aprendan a trabajar. En este siglo XXI, no pueden dejar de tener un trabajo aprendido desde jóvenes. Tienen que saber realizar un trabajo muy bien hecho porque vienen tiempos muy difíciles para todos aquellos que no tengan una profesión precisa, un rol preciso que realizar. Va a ser muy difícil vivir.

¿El compadre Moncho estaría un poco sonado en esas circunstancias?

—Estaría bien complicado.

Pero él tenía muchos amigos que lo ayudaban…

—Claro, tenía muchas redes. Y, además, como es un personaje de ficción, no tiene edad. Nosotros, sí.

CHÚPATE ESTA, JUNAEB

El 1 de mayo, en la cuenta de Twitter de la Beca Junaeb Sodexo, algún desubicado publicó una imagen de Moncho-Castillo acompañada de la siguiente leyenda: “En el Día del Trabajador queremos recordar a todos quienes estudian, pero, además, ¡trabajan! Y lo hacemos recordando a un prócer nacional de la flojera: El Comadre Moncho, personificado por el gran @AdrianoActor”.

“Si van a usar mi imagen, podrían al menos pedir mi autorización”, escribió en la red antisocial el aludido. Pronto, el chistecito fue eliminado.

Es que Castillo está un poco chato de que lo asocien con la pereza crónica, porque no hay nada más alejado de la realidad. Actualmente, el actor está participando en una serie de ocho capítulos sobre las malulerías de Sergio Jadue, excaporal de la ANFP, titulada “El Presidente”, que está produciendo nada menos que Amazon. “Tengo un papel muy chiquitito. Soy el gerente de un bar donde trabajan dos de los protagonistas. No te puedo decir más”, nos contó. Pero, acto seguido, nos dijo más:

“A Jadue lo hace un actor colombiano, el mismo que hizo de Pablo Escobar en ‘El Patrón del Mal’ (Andrés Parra). Está igual a Jadue. Se peló, se encachó… El elenco es muy bueno. Hay varios actores chilenos, tres o cuatro argentinos, este chico colombiano y otros más”, soltó la pepa.

Paralelamente a su carrera como actor, Adriano Castillo es concejal de la comuna de Quinta Normal. “Me ha ido muy bien. Es un trabajo muy agradable, muy interesante. Tú puedes cooperar con la gente para que tenga una mejor calidad de vida. Claro que haces lo que es posible como concejal, cargo que no tiene un tremendo poder. Los alcaldes son los que tienen realmente el poder. Nosotros somos fiscalizadores”, explica.

¿Cómo anda la comuna?

—Bien. Tiene problemas como todas las comunas. El mayor problema es la plata, plata para educación y salud, fundamentalmente. En todas partes es la misma cuestión desde que a Pinochet se le ocurrió trasladar la educación a los municipios. Fue una carga demasiado grande para los municipios.

—Además, usted se autoproclamó “presidente encargado de Chile” a través de Twitter.

—Claro, pero esa fue una broma que hice cuando al verdadero presidente lo pifiaron en el concierto de Paul MacCartney. Entonces yo dije: esta es mi oportunidad. Es una broma que algunos se tomaron muy en serio y siguen jodiendo con eso del presidente encargado…

¿Se podría autoproclamar Gran Compipa Encargado? Así nos ahorramos las elecciones y le entregamos de una la corona a usted, que tanto la merece.

—No, yo soy candidato y espero salir electo. Faltan días todavía.

¿Cree que puede repuntar?

—Creo que sí. Nunca se sabe, pero quien salga elegido cuenta con todo mi apoyo y mi afecto.

¿Va a hacer algo especial para que toda la gente que lo idolatra se manifieste en las urnas?

—No, no, no. Ellos tienen que manifestarse sin ninguna presión. No tengo por qué estarlos llamando a que voten por mí, no voy a andar detrás de ellos. Quienes me tengan afecto tendrán que votar por mí.

Así sea. Y si no lo hacen, lo nombramos Máximo Guachaca Honoris Causa, Guía Espiritual de la Fermentación o algo por el estilo. Porque no podemos seguir sin usted en nuestras filas.

Todos quieren estar con el Compadre Moncho.