Así lo afirma Dióscoro Rojas. El gran trombonista Héctor “Parquímetro Briceño” alegró varias cumbres y chinganas con su jazz guachaca.

Para quienes crecimos viendo “Cuánto vale el show”, el mejor programa de la Historia de la Televisión Chilena, el expresivo rostro de Héctor Briceño era parte de la rutina diaria. Los ojos que casi se le salían cuando soplaba el trombón o las morisquetas que hacía cuando lo enfocaba una cámara tenían a veces más gracia que los mismos shows que se presentaban.

Fue precisamente en “Cuánto cale el show” que nuestro Gran Guaripola, Dióscoro Rojas, conoció a Briceño. Dióscoro había ido como jurado invitado. Se cayeron bien, tenían tema de conversación, una formación similar (ambos, músicos de conservatorio), así que se entendieron. Años después, ese entendimiento dio frutos.

DE LA ARMADA A LOS ESTELARES

Da lo mismo cuántas veces uno la escuche, la historia del compipa Héctor siempre divierte. Nacido en La Serena, se enamoró del trombón cuando su papá, que era contrabajo, lo hizo escuchar a Tommy Dorsey. Como el cabro era talentoso, se metió a estudiar música en el Conservatorio de La Serena y después en el de la Universidad de Chile. Su primera pega musical la tuvo en la banda de la Armada, donde hizo el servicio milico en los 70. Ahí lo escuchó tocar por primera vez Horacio Saavedra en el 76. Al tiro quiso llevárselo al programa “Dingolondango”, pero Briceño era funcionario de la Armada y los marinos no lo querían dejar ir. Según cuentan algunos (entre ellos, el mismísimo Pollo Fuentes) Don Parquímetro no halló nada mejor que hacerse el enfermo. Estaban formados todos los marinos y él se tiró al suelo, con espasmos y espuma en la boca. Lo dieron de baja de una.

Lo cierto es que, desde entonces, empezó a trabajar en cuanto programa transmitían: “El festival de la una”, “Sabor latino”, “Jappening con ja”, “Siempre lunes”, “Cuánto vale…”, etc. Lo llamaban de todos los canales: del canal 7, del 11, del 13, de Megavisión… Además, llegó a ser primer trombón de la orquesta del Festival de Viña. Tanta pega acaparaba que por el humorista Carlos Helo su seudónimo definitivo: “Voh ganai más que un parquímetro”, cuenta la leyenda que le dijo en 1980.

Pero él fue un artista, más que un cobrador de monedas. Así lo demuestra su trayectoria paralela a la tele. Mostró su pericia en el swing y el jazz en bandas como The Universal Orchestra, Seis a la Dixie y la más salsera Santiago All Stars. Además, fue requerido ene veces para hacer arreglos para discos de grupos tan disímiles como Chancho en Piedra, Glup! y La Rue Morgue. Tampoco le hizo asco al folklore. Colaboró con María Ester Zamora y con los Inti Illimani. Él mismo publicó su propio disco junto al trompetista Cristián Cuturrufo, “Swing nacional”, con composiciones chilenas de jazz.

EL JAZZ GUACHACA DE LOS DOMINGUEROS

Vea el video de «Tengo una banda dominguera», interpretada por… La Banda Dominguera. 

Para Dióscoro Roja, la mejor parte de la fructífera carrera de Parquímetro fue precisamente la relacionada con el jazz chileno o “guachaca”, como lo bautizó Nicanor Parra. Y jazz guachaca fue lo que aportó el eximio trombonista a las cumbres homónimas.

Después de haberse conocido en los estudios de Chilevisión, Dióscoro y Héctor se reencontraron gracias a un amigo en común, el también músico Miguel “Manzanita” Carmona, que había creado La Banda Dominguera. Parquímetro tocaba ahí clásicos guachacas como “En Mejillones yo tuve un amor”, “Que se mueran los feos” y “Los pantalones”. Para él, interpretar esos temas era una inyección a la vena de nostalgia, según dijo en una entrevista a Radio Cooperativa, en 2012: “Estos temas me traen muchos recuerdos de cuando mis papás hacían malones. Esta Banda Dominguera tiene que ver con la memoria del futuro”.

La banda y su trombonista participaron en cumbres y chinganas de la Fermentación e incluso salieron en gira con los guachacas en más de una ocasión. “Siempre estuvo cerca. Fuimos tantas veces juntos al Mapocho, nos acompañó tantas veces a presentaciones de la cumbre o a Concepción, que terminó siendo parte de nosotros”, cuenta el Guaripola.  

 

Escuche el irónico hit «El partido por la mitad», de La Banda Dominguera. 

CON LAS BOTAS PUESTAS

El martes 7 de mayo, Héctor Briceño terminó de ensayar con sus compañeros de Santiago All Stars, con los que estaba preparando una gira. Se fue a su casa, comió con la familia, se tomó su copita de vino, se sentó frente a la tele y se quedó dormido en el sillón regalón. Ya no despertó más. A las 2 de la madrugada, un infarto al corazón acabó con su vida a los 65 años. Sus restos fueron velados en la parroquia Nuestra Señora de la Paz, de Maipú.

Haga clic en la foto y vea la entrevista completita que dieron el año 2012 los miembros de la Banda Dominguera Parquímetro Briceño y Manzanita Carmona junto a Dióscoro Rojas en Cooperativa.