Acompañamos a los cabros del Ministerio de Desarrollo Social a agasajar a los compipas en situación de calle. Llevamos a los candidatos a Reyes Guachacas más buena onda: el Compadre Moncho y Kaminski.

La noche del miércoles hicieron 8 grados en Santiago y más encima cayeron unas gotas. El clima se está poniendo como abrazo de suegra (frío). En la casita, uno solo tiene que agregar una frazada a la cama o enchufar el escaldasono. Pero hay 13 mil compipas en Chile que no pueden darse ese lujo porque viven en la calle.

No debemos olvidarlos. El Estado, a través del Ministerio de Desarrollo Social, despliega una campaña de invierno, “Noche digna”, que se echa a andar cada vez que suena la alerta azul: cuando se pronostica que la temperatura caerá bajo los 5 grados con lluvia, o bajo el grado sin lluvia. Entonces, se abre una serie de albergues de emergencia en gimnasios, iglesias, estadios y otros recintos, para que los guachacas en situación de calle puedan guarecerse. Incluso hay convenios con empresas de transportes para llevarlos. Eso se va a empezar a implementar a mediados de este mes, desde Santiago hasta la Araucanía.

Hay algunos que, pese al frío, no quiere irse a un albergue, por miedo a dejar botadas sus pocas cosas o sus perritos. Así que, durante esos días, se intensifican las “rutas calle”, en las que personal del ministerio o voluntariado sale a repartir frazadas y comida caliente.

A modo de puntapié inicial de las rutas calle invernales de este año, el miércoles 8 en la noche los guachacas acompañamos al ministro de Desarrollo Social, Alfredo Moreno, con sus cabros a visitar a compipas sin casa de Quinta Normal. Para ponerle más color, fuimos con dos candidatos a Reyes Guachacas, Pancho Kaminski, que va a todas con nosotros, y el gran Adriano Castillo, que además es concejal de la comuna.

El ministro hasta los condecoró en La Moneda con una bufanda azul, como nuevos miembros de la Orden de los Caballeros de la Calle, y de ahí nos fuimos a la ruta.

Kaminski siendo condecorando por el ministro.

La idea era llevar a quienes duermen bajo las pocas estrellas del cielo santiaguino un tecito caliente, sánguches, frazadas, ropa abrigada y, sobre todo, cariño. Y qué mejor que incluir a dos entretenedores como Kami y Moncho. Los compebres de la calle quedaron encantados de conversar con ellos y el Compadre Moncho quedó pa dentro con buena memoria de algunos.

“Estoy impresionado porque todas las personas con las que conversé me conocen y se acuerdan de cosas que yo ya no recuerdo, cosas de Los Venegas y de unas teleseries que hice hace muchos años. Eso quiere decir que los chilenos estamos más unidos que lo que pensamos”, dice el actor-concejal.

Por su parte, a Kaminski le relataron varias historias personales. “Nos contaban de todo, por qué estaban ahí, hace cuánto que no se empastaban, uno que había dejado de chupar hace 14 días…”, recuerda el locutor. “Me quedo con la impresión de haber vivido la mejor parte de este concurso guachaca. Agradezco la oportunidad de poder conectarse con situaciones que nos pasan desapercibidas, que vemos pero no miramos. Hoy nos dimos el tiempo de mirar y conectar. Espero que esto lo sigamos haciendo durante todo el año”, dijo, embalado.

Vea a continuación el vídeo oficial de la ruta sedilaria.

LA REALIDAD DE FONDO

“Algunas personas podrán decir que viven en la calle porque quieren, pero en realidad es porque no pueden dejarla”, afirma el caporal de Fundación Las Viñas, que ofrece albergue en más de la mitad de las comunas de la Región Metropolitana. Muchos padecen enfermedades psiquiátricas no tratadas, o son adictos al alcohol o a alguna droga, o son viejitos abandonados por sus familias. No tener casa agrava su situación.
“Con tratamiento todo el mundo puede salir adelante —añade Moraga—. El problema es que no se puede hacer un tratamiento en la calle, tiene que ser en un ambiente cerrado, con residencia”. O sea, hay que empezar por poner a la gente al abrigo de un techo, pero como se trata de gente dañada, no quiere dejar la vida errante. ¿Qué hacer?

El ministro Moreno nos contó que están iniciando un programa llamado “Vivienda primero”, que busca sacar a las personas definitivamente de la calle. Comenzaron con un plan piloto que abarca a un grupo de 130, todos mayores de 50 que llevan al menos cinco años sin un hogar. Si funciona bien, lo van a expandir. La idea es juntar a tres compebres y arrendarles una casa donde cada uno tenga su pieza. El arriendo lo paga el Minvu, el Ministerio de Desarrollo Social y organizaciones de beneficencia. Una vez que ya tienen un hogar, se hacen las intervenciones que correspondan, para que, poco a poco, empiecen a hacer labores domésticas, a cocinarse, a cuidar su presentación personal y, si eso los lleva a encontrar pega, mejor. El modelo se importó de Estados Unidos, donde 8 de cada 10 personas que entran al programa salen de la calle. Ojalá aquí el éxito se repita.

El ministro Moreno y nuestros candidatos conversan con uno de los vecinos sin techo de Quinta Normal.

 

LOS NIÑOS PERDIDOS

El caso de los menores de edad sin casa es más triste todavía. El Ministerio de Desarrollo Social acaba de dar a conocer un catastro: hay 547 niños en esas condiciones en todo Chile. El 75% vive esporádicamente en la calle y 25% lo hace en forma permanente. La mayoría escapó de la familia, donde abusaban de ellos, o de un centro del Sename, donde no los trataron mucho mejor. Un 60% permanece en la calle por culpa de las adicciones que adquieren: pasta base, neoprén y ahora último el “ron pela cables”, un destilado de pintura que fabrican empresas truchas y que venden a quina en botellitas como las de Bilz y Pap Mini. El hígado te dura 8 meses una vez que empiezas a beber esa basura.

La cosa es recomplicada porque estos cabros no tienen una familia a la que volver y tampoco conviene que regresen al Sename. Más encima, la mayoría supera los 15 y, a esa edad, ya no tiene mucho sentido la adopción. Lo que van a tratar de hacer las autoridades es abrir una red de casas de acogida donde vivan no más de cinco niños, para que las sientan como propias. Esto debería reemplazar al actual Sename.

Esperemos que lo hagan, ya que realmente estamos ante una emergencia. Solo en la ruta del miércoles nos topamos con una niña viviendo afuera del Hospital San Juan de Dios, expuesta a cuántos peligros.

 

¿Y QUÉ PUEDE HACER UNO?

La mayoría nos hacemos los lesos. O no faltan los que dicen que regalarles cosas los malacostumbra. Eso es un error, señala Sergio Moraga: “En un día frío, decidir no darles nada es un castigo. Lo ideal es empatizar con la persona en situación de calle y, durante el invierno, ofrecerles algo caliente, ropa abrigada. Llevamos más de 20 años trabajando en esto y nos damos cuenta de que es muy difícil salir de la calle. No están ahí por gusto, sino por abandono”.