Que Corner Shop se amarre los pantalones. ¡Se viene el Carne Schop! Una aplicación que va a remecer la Bolsa de Interiores de Nueva York (la calle).

 

Trate de encontrar osobuco para la cazuela en un supermercado, lo desafío. Intente comprar guatitas en uno de los boliches de Paulmal, o siquiera llevarse carnita fresca de un sucucho de Guajmart. ¡Imposible! ¿Buscar una carnicería de barrio? Suerte con eso, compipa, ya casi se extinguieron.

Casi el único lugar que nos va quedando para abastecernos de buenos y variados cortes es el Matadero Franklin. De ahí que este icónico mercado haya resistido con la frente en alto los embates de las megacorporaciones.

José Reyes, el administrador de la Meca de los carnívoros, la tiene clarita: “La gran diferencia del mercado Matadero es que acá tengo 250 carnicerías y, de esas, un diez por ciento vende carne envasada. Por eso, acá viene el público al que le gusta la carne fresca, que el supermercado no tiene. Y si le gusta la envasada, aquí también hay”.

 

Los productos del Matadero Franklin son como Dióscoro, siempre frescos.

 

Ahora más encima quieren competirles a los perno-cuicos que se hacen multimillonarios de la noche a la mañana con guarifaifas pa’l de palo (o apps, como les dicen los siúticos). Un guachaca también puede dárselas de inventor de nuevas tecnologías. En este caso, de un “nuevo sistema de tele-adquisición de provisiones cárnicas garantizadas”.

¿De qué se trata esta custión, don José?

—Tenemos un proyecto piloto sorpresa. La idea es que nuestros clientes nos puedan comprar carne por teléfono, Whatsapp o correo. Se paga a través de la cuenta corriente o con un traspaso de dinero y hay una central que recibe los pedidos, consigna los dineros y hace la entrega al cliente en persona, cuando la pase a buscar. Partimos con diez locales comerciales.

¿Cómo les ha ido?

—Vamos bien. Ya hemos hecho las primeras ventas. Han sido antiguos clientes que se van sumando a esta novedad. Ahora estamos trabajando para hacerlo masivo. ¿Cómo? Va a haber un personal dependiente de la administración que va a recaudar los pagos y a hacer las compras. Vamos a abrir fuentes de trabajo para dos o tres personas más.

¿Y cuándo va a ocurrir esta maravilla?

—Yo creo que en diciembre vamos a tener esto operando a nivel de institución propiamente tal. Si usted tiene un asado en la noche, llama a las seis y dice: “Oye, necesito cinco kilos de lomo”. Perfecto. Paga, lo viene a retirar y listo. Lo importante es que el producto que se entrega es lo que pidió el cliente.

¿No han pensado ir a dejar a domicilio los cinco kilos de lomo?

—No por el momento, pero en el futuro queremos tener un servicio de esa naturaleza. Vamos a partir con Santiago, San Miguel y San Joaquín, que son las comunas más cercanas a nosotros. Porque ya salir a otras zonas encarece el valor. Aunque igual seguiría siendo barato: tenemos el kilo de lomo vetado o liso a 6.500 pesos. ¡Económico!

¿No sería más fácil asociarse a una aplicación ya existente, como Corner Shop, y que ellos distribuyan las presas?

—Es que, como siempre, nosotros decimos que somos una república independiente y queremos tener nuestro propio servicio porque eso le da más confianza al público. Quien hace las compras es una persona dirigida por la administración. Eso da una seriedad y una seguridad que no tienes cuando compras a través de una aplicación. Si hay un reclamo, tienes que ir al Sernac y hacer todo un trámite. Acá no. Se trabaja directamente con el mercado y el mercado va a tener la facultad de sancionar, de llamar la atención, de cambiar productos o devolver la plata si salió una carne mala, supongamos.

Se la compro entera. Resérveme desde ya dos kilitos de prieta o, mejor dicho, de e-prieta.