Si no limpias la vereda, te multan. Pero tienes que hacerlo en un horario absurdo. En el fondo, la culpa de todo la tienen los pendejos meones. Exigimos que los aplaste todo el peso de la ley.

 

En Valpo te pueden sacar una multa por limpiar la vereda, pero también por no hacerlo. Sucede que hay una ordenanza municipal que establece que los residentes tienen la obligación de “mantener en forma permanente el aseo de las veredas en todo el frente de los predios que ocupan”, pero no pueden hacerlo entre las 8 y las 22 horas. O sea, hay que dormir con la escoba para salir de madrugada a barrer o bien comprarse un trapero fluorescente para poder usarlo en medio de la noche. Si no, capacito que te aforran con 24 lucas.

Le pasó el 8 de julio a Óscar Pérez, vecino del cerro Yungay, al que multaron por encerar la vereda. Su objetivo era eliminar el olor a meado que dejan los bestias que carretean de noche en la vía pública. El problema es que ese día una lola se resbaló a causa de la cera y denunció la caída a Carabineros.

“Valparaíso es sucio y a la gente le gusta así”, le dijo a La Tercera un choreado Pérez, que fue sentenciado a pagar 0,5 UTM (24.000) por el juez Aníbal Rey, según consigna Publimetro.

Lo cierto es que varios vecinos están chatos con las multas cursadas en los últimos meses por limpiar calles y veredas en horarios prohibidos.

Ya hace un año y medio el alcalde Jorge Sharp había reconocido que la normativa “parece un contrasentido” y que es necesario modificarla. Esto, a raíz de una multa que le cursaron a la dueña del restorán Sicodelia, también por asear a deshora (a la una de la tarde). Yasodhara Corvalán, así se llama la propietaria, limpió con agua la escalera que se encuentra fuera de su local, al pie de la subida del cerro Bellavista. Esa vez fue una peatona de 69 años la que se tropezó e hizo la denuncia. Yasodhara se defendió diciendo que solo había echado agua sin jabón y que lo único que quería era sacar el olor a pichí y caca que estaba espantando a la clientela.

 

EL PROBLEMA DE FONDO

Asumiendo el rol de abogado del diablo, uno podría encontrarle algo de razón a la ordenanza porque, como en Valparaíso hay tantas escaleras y vericuetos, mejor no echar sustancias resbaladizas en las veredas cuando más gente transita por ellas.

Sin embargo, igual te podís caer en la noche, sobre todo si andai medio copeteado. Y siempre es mejor caerse de día que de noche, ¿Onofre?  

A nuestro juicio, la verdadera solución es que los pendejos se dejen de mear y defecar en las calles de la Perla del Pacífico. ¿Por qué no mejor se enfocan en multarlos a ellos? Después de todos, también uno se puede resbalar con mierda fresca o con un charco de pichí. Y eso sí que es desagradable.