Hasta en los suelos más secos germina la solidaridad. Así lo demuestra la historia de la nueva Reina Guachaca Patricia Castillo, o Tía Paty, como la conocen en Alto Hospicio. Cuando llegó al sector de El Boro en 1997, la verdad es que su impresión no fue la mejor. “No daba ni un peso por vivir acá, ya que encontraba todo feo”, dice ella. Es que venía de la siempre verde comuna de Coronel, y en esos tiempos su nuevo barrio era un peladero. Pero poco a poco le fue encontrando el gusto a esta comunidad en ciernes.

En 2001 conoció a un grupo de religiosas de las Hermanas de la Caridad que andaban con la idea de instalar una capillita en la zona. Juntas se consiguieron un terreno con el Ministerio de Vivienda y Urbanismo y allí levantaron la hoy famosa capilla de San Lorenzo, patrono de los mineros. Primero fue una estructura donada por los Padres Columbanos de Santa Rosa; ya después lograron erigir una construcción sólida, gracias a la ayuda de la municipalidad y de la Armada de Chile.

En sus 18 años, la capilla ha sido escenario de casamientos, bautizos y catequismos, además del eje de una asociación de baile religioso que perdura hasta el presente y que cada abril participa en la Fiesta de los Huesitos, allá en Tarapacá. Pero, según la Reina Paty, su mayor legado es el comedor comunitario.

Esta instancia solidaria nació al año de que inauguraran la capilla, por iniciativa de la propia Paty y de la hermana Rosa Crespo, a cargo del grupo de religiosas en ese entonces. “Empezamos en un lugar muy pequeño, con una cocina y ollas que nosotras mismas llevábamos”, cuenta la soberana. Al comienzo atendían a una docena de personas, adultos todos. Con el tiempo se fueron concentrando en los niños. Hasta 60 brocacochis llegaron a alimentar semanalmente en esa primera etapa. Por desgracia el comedor estuvo un año cerrado, luego de que trasladaran a la hermana Rosa a otros lares y su congregación dejara de aportar.

La Tía Paty y el doctor Calcaño pasando revista a las donaciones de la semana.

 

Sin embargo, el terremoto de Iquique de 2014 tuvo una réplica inesperada: el país se acordó de Alto Hospicio. En una de las tantas reuniones pos-terremoto con las autoridades, la Tía Paty puso al comedor de San Lorenzo sobre la mesa. Cuento corto: las ayudas volvieron a llegar y los cucharones se pusieron en movimiento otra vez.

“Todavía estamos en eso, con ayuda de mucha, mucha gente anónima, hermosa, que está siempre pendiente de lo que nos hace falta. No hemos parado porque la generosidad y el amor a los demás están, a Dios gracia”, dice la Reina.

Ni la pandemia ha podido detener el ímpetu solidario en El Boro. Si bien ya no pueden recibir a los niños cada sábado, siguen entregando almuerzos. “Vienen los papás a buscar la comida. Por ejemplo, esta semana hicimos una rica carbonada, con postre de naranjas, yogur y jugos. Todas esas cosas son donadas”, añade la artífice del comedor. De hecho, la generosidad alcanza para atender no solo a los niños, sino también a sus familias y a compipas sin chalet, alrededor de 110 boquitas en total.

Lo que sí hubo que parar por culpa del Covid 19 es la “ruta Vertedero”, que suele organizar nuestra monarca cada 15 días: ella cocina y luego un grupo de profesionales paleteados traslada los platos y mesas hasta el sector del Vertedero, un poco más arriba, para agasajar a quienes viven ahí. Pero Paty espera retomar esta actividad en cuanto se termine el confinamiento.

Por todo esto, nuestros socios de la Hermandad de la Costa, Nao Iquique, decidieron ponerle la corona a esta madre de dos hijos. El líder regional de los lobos de mar, el doctor Sergio Calcaño (alias Hermano Morlaco), comenta: “Ella es una gran persona, que realmente se preocupa de los niños. En estos tiempos de pandemia, solo está entregando alimentación, pero normalmente también hay una biblioteca y juguetes para ellos”.

¿Y qué dice la coronada? “¡Qué bien hace ser reina en estos momentos tan difíciles de la vida!”

Vea aquí un momento de la ceremonia:

 

Si quiere ayudar, el comedor se ubica en el pasaje Prosperidad con Jericó, sector El Boro, Alto Hospicio.

REY DE YAPA

“Le doy infinitas gracias al doctor Calcaño, que está siempre preocupado por este comedor. Hay mucha gente que se ha acercado a cooperar en estos tiempos, pero él siempre está presente y se preocupa todos los sábados de que haya postre para los niños. Es mi gran apoyo, mi brazo derecho en estos momentos”, dijo la Reina Paty durante su coronación simbólica.

Lo cierto es que el Hermano Morlaco es conocido por su alma generosa. A este médico radiólogo del Hospital de Iquique no solo le correspondió estar en la primera línea de la lucha contra el coronavirus, apoyando a sus compañeros de blanco, sino que también ha estado en la vanguardia solidaria. Coordina la ayuda que presta la Hermandad de la Costa al comedor de la Tía Paty y a varias ollas comunas de la región, y también organizó un viaje solidario a Colchane, para llevarles elementos de primera necesidad a los hermanos bolivianos que estaban atascados en la frontera, intentando volver a sus hogares. “Estaban viviendo en condiciones muy deplorables”, se lamenta Calcaño.

El operativo médico-social en el que participó el Almirante Morlaco para llevarles víveres, agua y otras cosiacas de primera necesidad a los hermanos bolivianos que esperaban regresar a su patria.

 

Consideramos que estas son razones más que suficientes para proclamarlo nuestro Rey Guachaca o, Almirante de los Populares, si así lo prefiere.

“Hoy es tiempo de ser solidarios con nosotros mismos y con la gente que lo está pasando mal —dice él—. Todos los guachacas deberíamos ser solidarios con Chile y con la gente que tienen nada o poco”.