A continuación, para los pitis, el texto íntegro del artículo publicado por La Época el 27 de abril de 1998.

(Nota para los millennials: La Época era un diario de los 90; los diarios eran unos papeles con noticias que la gente leía).

 

En La Perrera se rindió homenaje a Roberto Parra

Un ritual de alegría fue la Cumbre Guachaca

Un festivo encuentro con la cultura popular en que se recordó a Roberto Parra protagonizaron el sábado Andrés Pérez, Dióscoro Rojas, Álvaro Henríquez, Boris Quercia, Lautaro y Lalo Parra, entre otros artistas y enfiestados asistentes.

Por Milena Bahamonde

Felicidad pura hubo en La Perrera la noche del sábado, durante la celebración de la Cumbre Guachaca, en la que más de un centenar de personas se reunieron en torno al recuerdo de Roberto Parra, la música y la cultura popular.

Pasadas las 20 horas, la fritanguería y el juguito de uva comenzaron a rotar de mano en mano, mientras se proyectaba un video que mostraba a Roberto Parra recorriendo el puerto de San Antonio, ahí donde hizo sus mejores amigos: “mocitos y putas”, como decía y donde también lo cautivó el amor de La Negra Ester.

“Nunca supe si se llamaba Ester. Estas niñas siempre andan con la chapa cambiá”, se registraba en la cinta con que se entibió el ánimo para lo que vendría. Es decir, la música esa que “no es charleston, no es jazz, es un jazz guachaca que lo llamo yo”, solía decir Parra de sus creaciones.

Andrés Pérez, en su calidad de maestro de ceremonias, se subió al encatrado de fierro amarillo con pasado de carrocería de camión instalado sobre varios neumáticos y anunció a cuequeros y cantores.

Ahí también leyó “Los resucitamientos” y la historia, narrada en primera persona, de un ñato que mataron con tres balazos (uno en el corazón) en un 18 de septiembre. Se trata de un texto que en que trabajaba Parra antes de que lo venciera el “cancerazo”.

“Vamos a ver si el Fondart se acuerda de nosotros para poder montar este trabajo. Si el país deja de ser un gran concurso”, intervino el director de teatro.

Cuecas y blues

El tributo continuó con Alberto Curapel, un amigo del homenajeado y a quien el exilio lo llevó a Canadá. Pronto y como no había muchas mesas que correr, las parejas se tomaron la pista y La Filarmónica de las Cuecas, el escenario.

El cuequerío siguió mientras señoras con guagua, chiquillas bonitas, amores que matan y recién casados avivaron el baile y las allavallavaces.

Al ritual también se unieron Los Bandoleros de Teno, un trío cultor del blues chileno.

Cuando el vino en caja y el suelo eran la misma cosa, apareció muy bien vestido de chaqueta y pantalón oscuro Lautaro Parra, quien con su guitarra en mano se puso con tres pies de cueca y varios más a pedido de los presentes. “Antes que se enfríe la empaná”, expresó.

“Don Rober”

Tras una cuota de ese humor que no se cuenta en televisión, dio la cara el actor Boris Quercia, quien después de algunos malabares declamó parte de las “Décimas de La Negra Ester”.

“Es muy especial porque siempre termina cortada. La primera es: ‘Adiós, mi negra querí’. En ese momento, Don Roberto se despide de La Negra para siempre”, dijo Quercia y cedió su ubicación a Mario Rojas, el músico de la Cueca Brava y la Chilombiana.

A esa altura, cuando el ambiente se parecía al de la locomoción colectiva en su hora peak, se dejaron ver Álvaro Henríquez y Lalo Parra. La ovación fue total cuando el vocalistade Los Tres saludó a “Don Rober”. Luego, con Alvarito a la cabeza, no detuvo el compás de tonadas guachacas y de varias cuecas choras.

“En las cuecas uno canta la primera parte, en la seguidilla la toma otro y la tercera la toma otro cantante”, explicó alguna vez Roberto Parra.

Dicho y hecho, porque de la voz de Henríquez el canto pasó a Lalo Parra y después lo recogió Pablo Ugarte, con Titae al contrabajo. La versión, con una que otra intervención a la chilena, cautivó a los asistentes que esa noche respiraron hondo al sentir de la cultura popular nacional, en un encuentro sin precedentes organizado por Dióscoro y Catalina Rojas.