Requisitos y obligaciones de los monarcas guachacas

 

 

¿Cómo resumir en una fría lista de supermercado las cualidades que debe poseer un candidato a soberano? Imposible. Es más bien un no sé qué, un aura (o tufo), un brillito en los ojos que sugiere que el compipa o la dama es una persona buena para el mambo, solidaria cuando se la necesita, querendona con su público y guachaca de corazón. Quizá el único mínimo exigido es que sea popular en todo Chile, ya que esta es una elección nacional. Y salvo en la votación 2019, que fue la Elección del Repechaje, nunca se ha repetido un nombre.

Habiendo dicho eso, alguna vez consignamos algo parecido a una lista de requisitos exigibles a quien postule al Cetro Guachaca. Así va la cosa:

 

La Reina Guachaca

No se trata de un concurso de belleza. Los humildes, cariñosos y republicanos buscamos a una Reina que baile cueca con la pollera arremangá, que sea consecuente, que prefiera el pan amasado con pebre a un combo del McDonald’s y jamás agache el moño ante los cuicos.

(Originalmente se consideraba deseable que supiera hacer cazuela de vacuno, pollo y pava, pero los tiempos han cambiado y ya no es requisito. Total, ahora hay Uber Eats).

 

El Gran Compipa

Primero que nada, un Gran Compipa debe ser un caballero. Recién ahí se puede conversar. Además, es importante que no le guste servirse la comida fría, que no apure el tranco de la mujer al caminar, que pique la cebolla finita y sea corbatita de un solo terno, así como cordón de un solo zapato.

 

Deberes monárquicos

Deben guiarnos por el camino del buen pipeño, proteger a nuestros patriarcas más desvalidos y hacer de su mandato un apostolado a favor de los bares en quiebra, los poetas sin destino y los empleados públicos a punto de ser despedidos.